La mayoría de nuestras parejas, tanto en bailes de salón como en ritmos latinos, son matrimonio. Y muchos de ellos llevan toda la vida juntos. Myriam y yo llevamos muchos años juntos, en los que hemos bailado, actuado y competido. Enseñamos a las parejas de novios su coreografía de su baile de boda, mientras se preparan para la vida matrimonial. A menudo nos preguntan cuál es el secreto para mantener un matrimonio fuerte durante tantos años.

Nunca he creído que haya un solo «secreto» para un matrimonio largo y sano. En mi opinión, el matrimonio es el resultado de dos personas que se esfuerzan al 100% en la relación.

Si tuviera que elegir una cosa que destaque por encima de todas las demás, diría que es la filosofía de «no te preocupes por las cosas pequeñas, y todas son pequeñas». Lo que veo con demasiada frecuencia es que uno de los miembros de la pareja empieza a notar los defectos del otro, y esto comienza a llamar muy fuerte su atención. He oído a gente quejarse de cosas como que su pareja no pone los calcetines en el lugar correcto, o cómo cuelga la toalla (o no) después de la ducha. Esas cosas se hinchan y se convierten en algo más grande que la vida, llegando a ser tan grandes que se apoderan de todos los demás aspectos del matrimonio. Al poco tiempo, nada de lo que hace la pareja está bien. Qué ridículo es eso: renunciar a una relación de toda la vida por lo que no son problemas. Nadie es perfecto, y no hay dos personas que sean tan perfectamente compatibles que todo lo que hagan esté siempre en perfecta sintonía con su pareja. Como individuos, tenemos nuestros propios hábitos y características y éstos pueden permanecer a lo largo de nuestra vida, por mucho que intentemos cambiarlos.

Pero nunca deberíamos intentar cambiar a nuestras parejas. Debemos aceptarlas y aceptar sus diferencias, aunque a veces entren en conflicto con la forma en que nos gustaría que fueran las cosas.

El estrés y las alegrías del baile

Bailar puede ser tanto una gran bendición para una relación como un reto. Por un lado, estás conectado con la persona que amas, con el objetivo de moverte en armonía con la música. Cuando funciona, es absolutamente fantástico. Hay algo mágico en bailar con mi compañera de vida que no se puede igualar con nadie más, por muy bueno que sea. El reto viene cuando las cosas van mal, y especialmente cuando la pareja es competitiva.

Hay algo mágico en bailar con mi compañera de vida que no se puede igualar con nadie más, por muy bueno que sea.

Consejos para mejorar la relación de pareja

¿Qué puede hacer para que el baile siga siendo una actividad positiva y agradable que fortalezca su relación? Aquí tienes algunas sugerencias.

En el caso de las mujeres, he comprobado que una de las principales fuentes de frustración es que les dirijan mal. Naturalmente, las mujeres quieren que se les dirija a tiempo y con confianza. Esto no es fácil para los hombres. Ellos tienen que aprender los pasos, el trabajo de pies, la musicalidad y a llevar a su pareja. Es mucho para asimilar. Por lo general, los hombres se centran en un aspecto a la vez. Puede que sólo trabajen en la colocación de los pies, lo que significa que llegarán tarde mandar el movimiento a su pareja. O puede que se centren tanto en los recuentos musicales que las alineaciones y la dirección se pierdan y en poco tiempo estén bailando en la dirección equivocada en la pista. No sirve de nada criticar la dirección, incluso cuando es molesta. En su lugar, permíteles trabajar en su proceso mental. Al fin y al cabo, ¿no es mejor que sigan trabajando en ello que dejar de bailar por culpa de las críticas?

Para los hombres, es importante leer entre líneas. Las mujeres suelen evitar ser directas con sus mensajes. Lo enfocan desde un ángulo para evitar la confrontación. Así que lo que dicen no es probablemente el problema real, sino que sólo se relaciona con la cuestión real. Sé abierto al proceso de comunicación. Escucha lo que te dicen. Busca más información. Detente y pregúntate dónde está realmente el problema y trata de resolverlo.

También para los hombres, acepta que el 90% de los problemas en el baile son culpa tuya. Puede ser algo difícil de afrontar, pero va con tu responsabilidad como líder. Eres responsable de la coreografía, de la musicalidad y de la claridad de tu dirección. Esto es mucho para todos, pero forma parte de la danza. Acéptalo y no te enfades cuando parezca que se te culpa de todo. Lo más probable es que todo sea culpa tuya. Incluso como profesor, he aprendido a dejar de lado mi ego y a aceptar que en algún momento mis clases pueden no ser tan claras y perfectas como me gustaría pensar que son. No me ofendo si mis alumnos hacen sugerencias o comparten algo que creen que no está funcionando. Escuchar nos hace mejores a los dos.

Tenemos algunas parejas en nuestras clases grupales que hacen de esos momentos una oportunidad para liberar el estrés acumulado durante el día o la semana. Se ríen de los errores y se nota que es uno de los mejores y más divertidos momentos de la semana aunque las cosas no siempre salgan bien. Porque están disfrutando del momento, y lo están haciendo juntos.

Eso nos alegra el corazón, porque la diversión está en lo más profundo de lo que representa el baile en pareja.