Un nuevo estudio publicado en Scientific Reports ha revelado que el mero hecho de escuchar una música que da ganas de bailar puede favorecer los procesos mentales más básicos y su actividad cerebral asociada.

Es cierto que se trata de un estudio pequeño, pero respalda otros estudios que demuestran que el baile mejora la capacidad cognitiva.

Ya sabemos que mover el cuerpo al ritmo de la música es un fenómeno universal. También se ha confirmado a través de otros estudios que la música groove mejora el rendimiento de la marcha en la enfermedad de Parkinson al reducir las exigencias cognitivas de la sincronización de las acciones corporales con el cerebro. Mientras que la mayoría de las personas no tienen conocimientos suficientes para hacer mucho más que balancear el cuerpo, dar golpecitos con los pies o mover los brazos, los bailarines sintonizan plenamente con el potencial de moverse al ritmo de la música. Así, la sensación rítmica de la música, o groove, puede tener un impacto aún mayor en los bailarines entrenados. Groove podríamos definirlo como la sensación que experimenta el cuerpo al oir sonidos rítmicos de frecuencia grave como el sonido de una batería, que incluso las personas con deficiencia auditiva pueden experimentar.

El equipo de investigadores japoneses se centró en «la música que provoca una sensación de groove», que el estudio describe como canciones que hacen que «quieras moverte al ritmo de la música». Según el estudio, «escuchar música groove induce el arrastre del movimiento corporal y el ritmo musical junto con respuestas afectivas positivas y activa las redes neuronales asociadas a los sistemas motor y de recompensa». Los investigadores creían que, dado que el sistema de recompensa dopaminérgico se proyecta no sólo a las áreas cerebrales relacionadas con la emoción, sino también a las áreas relacionadas con la cognición, como el CPF, la música groove podría mejorar también la función cognitiva. Sin embargo, hasta la fecha ninguna investigación había explorado el efecto de la música groove sobre la EF y la actividad prefrontal.

Para comprobar el efecto de la música groove en la cognición, los investigadores reunieron a un grupo de adultos jóvenes y midieron la actividad del córtex prefrontal dorsolateral de sus cerebros (l-DLPFC), que está asociado a la función ejecutiva. Los investigadores midieron la actividad cerebral de los participantes mientras escuchaban tres minutos de música groove o tres minutos de un metrónomo de ruido blanco. A continuación, se sometió a los participantes a pruebas para medir las respuestas cerebrales.

«Los resultados fueron sorprendentes», dijo el autor principal, el doctor Hideaki Soya, en un comunicado de prensa. «Encontramos que el ritmo groove mejoraba la función ejecutiva y la actividad en el l-DLPFC sólo en los participantes que informaron que la música provocaba una fuerte sensación de groove y la sensación de estar despejado».

Los investigadores señalaron que este estudio también se suma a las pruebas de que escuchar una canción favorita es bueno para el cerebro. Por el contrario, los que no sintieron un groove y no estaban familiarizados con la canción no experimentaron ningún efecto (y en algunos casos incluso un efecto negativo) en su actividad cerebral y en su rendimiento en las pruebas.

«Nuestros resultados indican que las diferencias individuales en las respuestas psicológicas a la música groove modulan los efectos correspondientes en la función ejecutiva», dijo Soya. «De este modo, los efectos del ritmo groove en el rendimiento cognitivo humano pueden estar influidos por la familiaridad o la capacidad de procesamiento del ritmo».

Así pues, ahora tenemos pruebas científicas de que escuchar música que da ganas de bailar puede mejorar las capacidades cognitivas. Hay que seguir investigando para confirmar estos resultados, pero esto es un comienzo. Así que sal a la pista de baile y ponte a bailar al ritmo de la música.